Sol Kordich
(Argentina, 1995)
Artista argentina nacida en 1995, vive y trabaja en Berlín, Alemania. Kordich explora las profundidades de su propia existencia, tanto a nivel consciente como inconsciente. Cautivada por la misteriosa fuerza de la pintura, la artista investiga la naturaleza expansiva de los sentimientos, componiendo pinturas de infinitas capas y transmitiendo cuán profundo es nuestro yo interior. Estas pinturas son un testimonio de los sentidos.
Si bien la artista recuerda pintar desde temprana edad, Kordich inicia su camino artístico a un nivel más racional estudiando Arquitectura en la Universidad de Buenos Aires. Pronto su práctica se vuelve más abstracta y pasa a la pintura, confiriéndole enorme protagonismo a la línea como principal elemento formal de sus primeras obras. Muy pronto, estas exploraciones crecen y se vuelven completamente abstractas y Kordich libera la línea de su función tradicional, liberando la composición a un flujo rítmico infinito por toda la superficie de la pintura con nada más que pinceladas amplias y dinámicas.
Las composiciones de Kordich son sofisticadas y elegantes. El artista barniza el lienzo desde su soporte en bruto y construye la obra a través de innumerables capas delgadas, resaltando una sensación de profundidad y luminosidad en la obra. Las pinturas son intensas, llenas de movimiento y extremadamente delicadas, logradas a través de suaves arreglos de color y matices.
La artista explica que pintar es un acto inseparable de su propia biografía. El proceso dinámico y enérgico en el que estas pinturas cobran vida son vitales para apreciar la obra en su totalidad. Reflejan movimiento físico y psicológico porque están realizados en un flujo rítmico casi performativo, como una oda a la danza. Dentro del proceso hay mucho caos. Sin embargo, el artista avanza a través de la pintura para lograr armonía y liberación catártica. En el enfoque de Kordich sobre la pintura, el lienzo se trata como un escenario en el que actuar, involucrando todo su cuerpo, no solo las muñecas, y donde las pinturas se convierten en un gesto duradero de movimiento físico.